VIOLENCIA Y ALCOHOL


Violencia puede ser un portazo, un largo silencio, una sonrisa mal intencionada. Es romper algún objeto, no dar dinero para los gastos de la casa, prohibirle a la mujer que trabaje obligar a prácticas sexuales no deseadas o que lastimen, obligar a la pornografía o a la prostitución.
La violencia familiar es un delito que se castiga con la cárcel.
La violencia familiar es un círculo que se repite una y otra vez. A veces comienza con reclamos mutuos, de los dos miembros de la pareja, por falta de atención, por problemas de dinero o de trabajo, cuando se rompe la armonía familiar comienzan las agresiones, las amenazas, los insultos, las burlas, los gritos, los golpes.
Finalmente llega el arrepentimiento, las muestras de cariño y de culpa, las grandes atenciones para reconquistar y las promesas de que nunca volverá a pasar. Después de un tiempo las escenas se repiten y esto puede llegar hasta el asesinato.
La violencia afecta a la salud física y emocional de las y los integrantes de la familia. Afecta el rendimiento escolar de los niños, las niñas y jóvenes, el desarrollo emocional y social de todas y todos, en especial de quienes reciben los actos violentos, y en casos extremos puede conducir a la mutilación o al homicidio. Además cuando las hijas e hijos de una familia, en donde existe violencia, deciden formar su propia familia, es, muy común que repitan las conductas aprendidas.
La violencia refleja la frustración del golpeador y genera culpa en las víctimas.
La relación entre el alcohol y la violencia: El alcohol tiene efectos sobre la estructura y el funcionamiento del sistema nervioso central afecta directamente la conciencia, la que nos permite razonar sobre nuestra propia existencia y reflejar, de manera adecuada, la realidad circundante, por lo que el consumo de alcohol puede promover alteraciones en las percepciones e ideas de las personas que han ingerido esta sustancia, lo que influye de modo negativo en sus relaciones con los demás y en la comprensión cabal de las circunstancias vividas. También puede ocurrir desinhibición, pérdida de control emocional, ruptura de códigos ético-morales y de las buenas costumbres de convivencia, lo que facilita la aparición de la violencia.
"La violencia es la presión síquica o abuso de la fuerza ejercida contra una persona con el propósito de obtener fines contra la voluntad de la víctima".