SU MAJESTAD EL ALCOHOL

Soy el príncipe de todas las alegrías, el compañero de todos los goces mundanos, el compañero de la muerte, el príncipe que gobierna al mundo. Yo estoy presente en todas partes, en todas las ceremonias, ninguna reunión tiene lugar sin mi presencia, fabrico adulterios, hago nacer en los corazones pensamientos negros y criminales, a jóvenes y adultos los hago inmorales y los contemplo satisfechos, soy el padre de la corrupción y de la desgracia, enveneno la raza, mancho los hogares. Traigo el envilecimiento y la depravación, la locura, el crimen y el suicidio. Yo acabo con la familia, degenerando y extinguiendo por completo la raza, ocasionando por completo conflictos crímenes y desgracias en los hogares. Hago nacer a los niños raquíticos, retardados, idiotas. A los jóvenes hago perder la vergüenza, la dignidad, el honor, la educación y la religión. Pongo un velo sobre los ojos y la conciencia, haciendo parecer el crimen como venganza, la bajeza como pasatiempo, el adulterio e inmoralidad como entretenimiento. Yo soy el causante de las enfermedades más asquerosas, dolorosas y viles, dolorosas e incurables, el cáncer, la sífilis, ulceras, la tuberculosis, tumores y muchas otras. Aspiro a convertir el mundo en un hospital, en un manicomio y en presidios. Yo estoy en todas las partes, conozco las regiones de Lipona y Siberia, los ardorosos valles de Egipto e Italia. Tengo mi origen en el trigo, el arroz, el maíz, la cebada, el jugo de caña, el maguey… Mi patria es la tierra, mis esclavos los hombres, el que me envía el diablo